Si Dios te dio una visión grande es porque tenés potencial suficiente para alcanzarla y llevarla adelante
Dios es un Dios de amor, quiere bendecirte y llenarte de prosperidad y abundancia, Él desea que avances hacia tus sueños, es por eso que te ha dado todas las capacidades para lograrlo. Detenté por un instante y comenzó a imaginar tu sueño con tu mente, tu corazón, tu espíritu. Buscá en Dios cuál es el propósito y el sueño por el cual Él te creó. ¿Qué es aquello que te moviliza y te llena de fuerzas?, ¿qué fue lo que siempre pensaste hacer y aún no comenzaste? ¿Cuál es tu pasión? ¿Cómo te ves en ese sueño?
Tu sueño te hará ser una persona única, diferente a los demás. Tu sueño dará significado a tu vida. Tu sueño te hará ir más allá de la razón y te inspirará para no bajar los brazos ante el primer obstáculo. Tus ojos espirituales ya vieron el final de la película en donde estás sentado con tu sueño cumplido.
A diferencia de las demás personas, los hijos de Dios, conocemos el final de nuestro sueño: “Para el que cree todo es posible”. Soñar significa ver primeramente con tus ojos espirituales lo que después verás con tus ojos naturales. Tu sueño te hará desafiar los imposibles, te llenará de pasión, hará que tu fe te sostenga en cada paso que acciones, y te muevas en pos de ese sueño. Cuando una persona tiene un sueño, ese sueño lo hará mantenerse parado, con fe.
No importa el tiempo que pase, siempre hay más fuerzas cuando el objetivo es claro. Todas las bendiciones que Dios tiene para ti, y todo lo que El Señor ha soñado para nosotros está en nuestras manos, sólo nos falta ponernos de acuerdo con el sueño, con el propósito de nuestra vida, acordar con ellos y no permitirnos abandonar la carrera hasta haberlo conquistado.
Joel 2:28 dice: “Después de esto, derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán, tendrán sueños los ancianos y visiones los jóvenes”.
Este es tiempo de visiones, la Biblia dice que en los postreros días sucederá algo grandioso: Dios derramará profecías, sueños y visiones sobre su pueblo, y nosotros somos quienes estamos viviendo en los postreros días, por lo tanto somos partícipes de la generación que verá grandes maravillas de Dios.
Todo en el Reino de Dios se mueve por visión. El Reino de Dios no es un reino natural sino sobrenatural. Sin visión no somos nada. Para poder vivir una vida exitosa y alcanzar las alturas espirituales que Dios tiene preparadas para sus hijos, necesitamos tener una visión.
Sin visión el pueblo perece. ¿Qué significa tener una visión? Solamente los hijos de Dios podemos tener visión espiritual.
La palabra visión aparece en el Antiguo Testamento treinta y cuatro veces y en todos los casos aparece en los libros proféticos.
Visión significa “medio de comunicación divino”. Es decir, que el medio de comunicación de Dios es la visión. Una visión nos permite abrir una ventana hacia el futuro.
A Dios le encanta poder mostrarte lo que sucederá en tu futuro, es más, Dios quiere que puedas conocer todo lo que vendrá.
En la Biblia, Dios le mostró a José, hijo de Jacob, por medio de una visión cómo sería su futuro unos veinte años antes de que sucediera. Cuando Dios llama a Moisés por medio de la zarza ardiente, Dios le habla de lo que sucedería años más tarde. Cuando Dios llama a Abraham, le dice: “Mira al cielo, ¿ves las estrellas?, así será tu descendencia”...
En los tiempos de Samuel, dice la Palabra que la visión escaseaba, y éste es un gran problema que atraviesan muchas iglesias en la actualidad. Líderes sin visión, sin rumbo, sin pasión, que no tienen un objetivo claro de hacia dónde Dios está llevando a su pueblo.
Y como dice el libro de Proverbios, sin visión el pueblo se desenfrena, se desenfoca. Las iglesias que nacieron sin un objetivo claro, sin un propósito a seguir, con el tiempo tienden a desaparecer. Las iglesias que crecen, se multiplican y perduran en el tiempo, nacieron por una visión de Dios. Todo lo que nace de una visión dada por Dios perdura.
Dios quiere que todos sus hijos tengamos una visión concreta para que sepamos hacia dónde debemos ir. Una vez recibida la visión mantenerte firme en ella y en el pacto que hiciste. Una vida que se encamina detrás de la visión de Dios es una vida que va a alcanzar el éxito. Abrazá la visión y el sueño, caminá y enfocate en él todo el tiempo, y a través de la ley de acuerdo que hayas hecho con la visión y el sueño, no sólo lo abrazarás sino que lo verás en tus manos, lo tocarás, lo disfrutarás y te gozarás.
Visión sin Acción, es Ciencia Ficción.
Muchas personas dicen: “tengo una visión”, pero en realidad lo que tienen es sólo una ilusión, una fantasía. Podemos querer que nuestra iglesia, que nuestro grupo crezca, llegar a fin de año y que haya cien personas nuevas, pero si no tenemos metas claras que nos acerquen al sueño, si no nos movemos a conquistarlo, éste será sólo una linda ilusión, una buena intención. Cuando Dios nos da una visión, Él sabe que tenemos el potencial necesario dentro nuestro para alcanzar todo lo que hemos visto en nuestro espíritu.
Si Dios te dio una visión grande es porque tenés potencial suficiente para alcanzarla y llevarla adelante. Habacuc 2:2 dice: “Escribe la visión, y corre tras ella”.
No dice que camines o que vayas despacio, Dios te dice que empieces a correr detrás de ella, que empieces a buscarla, liberes todo el potencial del Espíritu Santo de Dios que hay dentro tuyo. Dios te dice: “despójate de todo peso que no te permita correr detrás de tu meta, libérate de todo aquello que te limita”. Pero no sólo necesitamos una visión sino, estrategias para alcanzarlas